Page 40 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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Cuando analizaron eso proceso, Souza y Magalhães (2013a) mostraron que, en esencia, uno
de los principales objetivos de las políticas es controlar las posibles participaciones de profesores
en sus organizaciones políticas, ya que esa participación podría implicar discusiones y reflexiones
con ámbito político, comprometiendo la adhesión de profesores a las propuestas neoliberales. Es
efectuar la reconversión profesional del profesor, promoviendo su precarización, expropiación,
espoliación, opresión, proletarización, despolitización docente, o sea, aspectos que juntos
distancian profesores de formas alternativas de colaboración, según los intereses de la clase
dominante.
La idea de tornar el profesor un profesional competente y competitivo es muy útil al
proyecto social neoliberal, pues, según Queiroz (2014, p. 80) explana, él pasa a asumir el suyo papel
en la preparación de nuevas generaciones siguiendo los formatos del capitalismo, de modo que sean
capaces de “reproducirlo y de no percibieren las contradicciones que lo capitalismo genera. O,
percibiendo, comprenderlas como diferencias naturales”, las cuales pueden ser amenizadas con
medidas compensatorias. En otras palabras, profesores tienden a ser así formados y
profesionalizados para, futuramente, formaren sujetos en la misma lógica alienadora (Marx, 1845).
El proceso, en conjunto, reafirma la hegemonía burguesa. Conforme explanado en el foco
paradigmático, se utiliza de bases epistemológicas que son responsables por tornar aceptable una
serie de conceptos neoliberales; de acuerdo al foco sociohistórico, el discurso constituido y
propagado se muestra en perfecto acuerdo con la clase dominante, justamente la que está en
indiscutible oposición con la de los trabajadores, en la cual el segmente docente hace parte,
conforme el foco político nos lleva a comprehender.
Todavía, es necesario afirmar que hay la contradicción de clase que solamente es entendida
en la articulación dialéctica de las dimensiones paradigmática, histórica, conceptual y política. En la
perspectiva de Freire (1997), esa también pasa la formación y posteriormente la profesionalización,
pues ambas transforman los profesores en sujetos apolíticos, lo que a largo plazo perjudica el
ejercicio democrático, que es un elemento fundamental al cambio social.
Para Freire (2001), comprometer la dimensión política de sujetos es comprometer la ética
humana, o sea, la perspectiva de una ética para la vida, para la liberación, para la humanización
crecente del hombre, para el protagonismo humano en la transformación de la historia. En el punto
de vista del autor, ética es una postura que individuos en proceso de humanización y, por lo tanto,
liberación, tienen de asumir ante otras personas y ante la sociedad.
El mismo proceso ayuda que los sujetos muestren su responsabilidad en la lucha contra la
ética del mercado, de la negación del otro y, por consecuencia, de la exclusión social. Cuanto, a los
profesores, sin formación y profesionalización politizadas, se compromete el ejercicio democrático
y el ideal de compromiso con la emancipación del hombre. Apenas desde una postura crítica y
contrahegemónica, la formación y la profesionalización pueden percibir de cual lado el docente está
– del oprimido o del opresor. Además, la suya acción no es más una práctica ingenua, que nos es leal
en relación a si propio y a los otros, y puede ayudar a no haber más segmentos de la categoría e
inviabilizar asociaciones colecticas y sindicales.
Paradoxalmente, cuanto más las políticas reforzaren la necesidad de un profesor muy
cualificado, o más adecuado, apto y adaptado, más se obtendrá profesores inadecuados y sin
autonomía por que son apolíticos. El foco político posibilita comprehender que cuanto más la
formación y profesionalización docente asumieren un sentido de manutención de las condiciones
de “perfeccionamiento” del modelo social vigente, las chances de un profesor que entienda los
límites de la politicidad de su práctica son menores. Porque no basta decir que educación es un acto
político, así como no basta decir que el acto político es también educativo. Es necesario asumir la
politicidad de la educación, que, en el caso de profesores, es obtenida por medio de la formación y
profesionalización contrahegemónica.
Se concluye que el profesor apolítico interesa al capital, en sentido duplo: primer, porque él
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