Page 146 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
P. 146

Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            abiertos en el boscaje. A pesar de eso, cuando llegaron

            al caserío, estaban empapados los dos, y mientras la

            muchacha iba a su cuarto a cambiarse de ropa, Sergio,


            ceñudamente, rechazó el traje de piel que le ofrecían y

            se limitó a recostarse cerca del alegre fuego encendido


            en la fundición.


               El  Manchurri,  fresco  como  una  lechuga,  estaba

            examinando  un  surtido  de  rifles  y  pistolas  expuesto

            por Morris. Este último, con un delantal de cuero, los


            robustos brazos remangados hasta el codo, tomaba las

            armas  una  detrás  de  otra,  y  las  montaba

            sucesivamente.


               —Baquetas  incluidas  —dijo,  con  su  voz  de  bajo—.


            Hay nueve rifles, y tres pistolas.


               —¿Y la escopeta de tres cañones que te encargué? —

            No me da la gana de hacerla...



               —Jiménez ofrece seis céntimos por ella.


               —Es igual. No la hago porque no me apetece. Te digo

            lo  mismo  que  cuando  me  pediste  seis  rifles

            exactamente iguales... eso no te lo hace nadie. ¿A quién


            le  va  a  gustar  hacer  siempre  lo  mismo?  ¡Vaya!  Lo

            bonito es esto; mira: cada uno de una clase. A éste le

            puse  dos  cañones  y  la  culata  con  incrustaciones  de


            hueso; este, aunque no se ve, lleva doble muelle real, y

            en esa tapa de latón de la culata se pueden meter los



                                                           146
   141   142   143   144   145   146   147   148   149   150   151