Page 164 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
y un buen sector de costillas... En el cielo, como si
hubieran captado la escena por radio, un espiral de
grandes aves negras daba vueltas... Sergio se las apañó
con bastante torpeza, pero sus esfuerzos, poco hábiles,
fueron acogidos con sonrisas.
Sólo se detuvieron una vez en un valle amplio, en el
que había dos casas, una en cada cresta, separadas
entre sí por más de un kilómetro. El vehículo se detuvo
en la parte central, y tocó el silbato repetidamente. A
poco, de una de las casas, hecha toda ella con troncos
asegurados mediante fuertes columnas de piedra
unida con argamasa, y con el techo cubierto de hierbas,
bajó un grupo de personas, llevando diversas
mercancías, de las que destacaban un cesto con libros,
media docena de jamones, y dos cajas de huevos
cuidadosamente empaquetados entre paja. El
Manchurri, entre bromas, y algún que otro azote
cariñoso en las posaderas de una robusta moza
(parecía ser que sus predilecciones femeninas se
inclinaban por el tipo más bien abundante), les hizo la
cuenta, y les entregó a cambio pólvora, dos rifles,
verdellones, una pieza de tela, y un surtido de clavos y
herramientas. Cuando este primer grupo de personas
se retiró bajó otro de la casa opuesta; se trataba de un
edificio bajo, hecho exclusivamente de piedra caliza,
con un tejado en rampa, hasta tocar el suelo, sobre el
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