Page 163 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
P. 163

Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            tiempo aquí lo sentirás... y lo comprenderás. De nada

            serviría explicártelo sin que lo entendieras.


               El Vikingo colocó un taco de fieltro y una redonda


            bala de plomo. Después levantó el percutor, y hundió

            una  pequeña  cápsula  de  cobre  en  el  oído.  A

            continuación esperó, en silencio, a que la manada de


            búfalos concluyese su paso.


               Dos horas más tarde los claros entre las bestias eran

            tan  grandes  que  el  carromato  pudo  adelantar

            lentamente  hasta  situarse  cerca  de  ellos.  El  Vikingo


            alzó el rifle, lo encaró y disparó. A sesenta metros, un

            macho joven dio un salto en el aire y comenzó a correr

            en círculo, mugiendo lastimosamente...



               —Ahora puedes usar tu arma, si quieres.


               —¿Ahora no es mal wu‐wei?


               _Ahora  ya  no.  Está  herido  de  muerte...  puedes

            rematarlo.  Uno  de  los  potentes  proyectiles  del  rifle


            magnético atraveso de lado a lado el cráneo huesudo

            del  búfalo,  haciendo  saltar  en  pedazos  uno  de  los

            marfileños  cuernos.  El  animal  levantó  la  cabeza  al


            cielo, aulló, con los ojos vueltos; exhaló un chorro de

            espesa sangre negra por la boca y cayó redondo.


               Mientras  el  Huesos  esperaba,  vigilando  la  temible


            caldera, desollaron el bicho entre los tres y cortaron los

            mejores pedazos de carne; los muslos traseros, la jiba,


                                                           163
   158   159   160   161   162   163   164   165   166   167   168