Page 34 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
—Más aprisa.
—¿Tienes ganas de acabar conmigo?
—Desde luego que sí.
Las escaleras continuaban descendiendo, sin
interrumpirse, sin que pudiera avizorarse su final. Tras
ellos, las luces iban extinguiéndose una a una, a
medida que se alejaban. De cuando en cuando, un
sordo rumor de maquinaria en marcha (choques
metálicos, resoplidos de vapor aprisionado, estallidos,
jadeos) atravesaba los metálicos muros. Poco a poco,
una sensación de humedad y de frío invadió el cuerpo
de Sergio: miasmas grises surgían de rejas abiertas a
nivel del suelo; vedijas neblinosas cruzaban un lado a
otro de la escalera.
—¿No podemos descansar un poco?
—Un par de minutos, el tiempo de un cigarrillo. Se
detuvieron al lado de una de las bocas enrejadas
abiertas en la pared, y Sergio, agotado, se sentó en el
suelo, apoyando las manos esposadas en las rodillas.
El Agente extrajo un cigarrillo y lo agitó en el aire.
Chupó golosamente cuando el perfumado humo rosa
(era un Ray Drug, una mezcla muy floja) se expandió
en el espeso aire.
SI REUNES DINERO PARA LLEGAR A VIVIR
BIEN VES A LA SALA DE FIESTAS
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