Page 38 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
Entre ellas se movían grupos indistintos de gentes que
tosían y transportaban pesos... No se oía una sola voz,
ni una sola protesta; sólo el ruido de las máquinas, el
gemir de los transportes y el zumbar de las ruedas
perdidas en las alturas...
Atravesaron un desvencijado puente metálico que
cruzaba sobre una ancha corriente de lodo. Ascendían
de esta hedores tan espantosos que parecían sólidos;
Sergio sintió una sensación de asfixia, como si su olfato
no pudiera resistir un solo segundo más... Las vigas
transversales del puente temblaban bajo el paso de la
patrulla; un foco amarillento se encendió en el cielo
durante unos segundos y reveló un entramado de
cables del que pendían pequeñas cabinas... Una figura
humana, trabajosamente, saltaba de un cable a otro,
arrastrando una caja de herramientas...
—Entramos en una zona abandonada —dijo el Jefe
de la Patrulla, con la voz gangosa y casi inaudible a
causa de la visera protectora—. Es preciso tener
precaución... De todas formas falta poco.
Al acabar el puente sólo había una oscuridad
absoluta. Los guardias encendieron las luces
individuales, revelando un suelo cubierto de basura...
Continuaron a través de enormes columnas. Parecía
como si más allá, en la espesa oscuridad, enormes
montones de porquería aguardasen, vigilantes, prestos
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