Page 57 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
que a poca distancia de la boca, el orificio se inclinaba
en una rápida pendiente, a la par que el techo ascendía.
El hombre rubio sufrió un sobresalto cuando encendí
mi linterna portátil...
»—Buena magia —dijo—. No sé si demonios huir...
Caminamos por aquel estrecho tubo durante unos
veinticinco metros, adentrándonos en las entrañas de
la tierra. Un brusco viraje, casi en ángulo recto, me
ocultó la luz del día. No estaba preocupado, pero por
si acaso había soltado el seguro de mi pistola.
Demonios no, pero un animal dañino sí que podía
haber en aquella cueva. Mientras mi acompañante
entonaba una salmodia monótona, observé las
paredes. No había rastro alguno de humo, ni de
pinturas, ni huesos o restos de ninguna otra clase. Era
curioso que hubiesen desaprovechado aquel refugio,
que para ellos hubiera sido útil en invierno, o contra
cualquier tormenta.
»La cueva iba ensanchándose ligeramente, sin que
aparecieran pasadizos laterales, ni ramales diferentes
de aquel por el que íbamos, por lo que no me
preocupaba perderme. Sólo había que volver atrás, y
salir. Las paredes eran de una roca esquistosa,
amarillenta, con alguna veta morada, y menudos
cristalitos, que me parecieron cuarzo, incrustados en
las hendiduras...
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