Page 62 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               »...no vi ni un solo niño, y todas mis preguntas sobre

            este  tema  se  encontraron  con  la  más  absoluta

            hosquedad.  Fue  en  vano  el  ofrecerles  dos  nuevos


            frascos de antibióticos, uno grande de tintura de yodo,

            y hasta tres modernos abrelatas... Todas mis tentativas


            toparon con el silencio más absoluto. Pienso que será

            un tabú o algo similar. Acababa mi tiempo y regresé a

            la astronave, dejándolos en la Tierra, sumidos en su


            barbarie, en su salvajismo, y sintiéndome en fin muy

            entristecido al pensar que estos eran los restos de una

            raza que otrora dominase el planeta.»


               Sergio cerró el libro y lo dejó en el suelo. Bebió un


            nuevo sorbo de agua. La ciudad era un hilo anaranjado

            a lo lejos, sobre la curvatura terrestre, destellando en

            algunos lugares con brillo diamantino. El disco del sol


            desaparecía  lentamente  tras  la  curva  del  horizonte,

            marcándose  claramente  el  halo  gaseoso  de  la


            atmósfera,  y  aumentando  perceptiblemente  el

            resplandor  de las estrellas, como agujas de vidrio al

            rojo  blanco  que  traspasasen  la  espesa  negrura


            nocturna. A sus lados, el brillo azul de la superficie del

            planeta, cubierta de revueltas nubes blancas y grises


            entreveradas  con  el  rojo  y  verde  de  los  continentes,

            parecía curvarse hacia arriba, como si abarcase con sus

            brazos a la pequeña navecilla.


               Poco  a  poco  iban  cerrándosele  los  ojos...  Algún


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