Page 52 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
etiqueta, y como sus ojuelos legañosos relumbraban de
codicia. Por fin cedió: «venir». Le entregué las navajas
inmediatamente y esto desató un verdadero torrente
de verborrea: «Venir, venir. Mucho bueno. Frascos
mercurio muchos... Ver cueva diablos... Yo gran jefe».
Sergio bebió un largo sorbo de agua, sin preocuparse
lo más mínimo por escatimarla. O llegaba a la tierra
sano y salvo, y tendría toda la que quisiera, o no le
haría falta. La ciudad anaranjada se hallaba ya
claramente distante, y prueba de ello era que resultaba
perceptible su lento girar. Deteniéndose en su lectura
unos instantes, Sergio tomó unas referencias, ya que
determinando la velocidad de giro aparente, podría
deducir la distancia, y asegurar así su descenso.
«La llanura desértica concluía, a un par de kilómetros
del lugar de aterrizaje, en una espesa arboleda que
crecía sin solución de continuidad. Penetramos mis
tres compañeros y yo bajo las densas arcadas vegetales,
y lo primero que vi fue un montón de frascos con
mercurio, preparados para su traslado. «Llevar
pronto» dijo el jefe. Uno de sus esbirros pareció
descontento, pues el jefe se había sentado en el suelo, y
no manifestaba ninguna intención de ayudarles con la
pesada carga, pero los aullidos y saltos del rebelde
fueron pronto contenidos mediante un no muy suave
golpe de la maza del jefe. «Venir» dijo este, después de
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