Page 71 - iIndependencia 1849-1856.
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La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia	  71

    Vemos que esta misión, encabezada por el más entusiasta
pro-francés de entre los dirigentes dominicanos, Buenaventura
Báez, sagazmente introdujo la idea de que si Francia no protegía
a los dominicanos, estos tendrían que buscar la ayuda española y
entregarse a esta última, y así también escapar de la «seducción»
de los ingleses. Era una especie de chantaje, con la amenaza de
que si Francia no ayudaba a los dominicanos, estos se entregarían
a España o a la Gran Bretaña. Esta amenaza fue frecuente en las
negociaciones futuras, como se verá, y no sólo frente a Francia,
sino con las demás potencias: España, Gran Bretaña y Estados
Unidos. Pudiera pensarse que los dominicanos jugaron a la alta
diplomacia, amenazando con tirarse en los brazos de una nación
para que las otras reaccionaran y lo impidieran, en una especie
de coqueteo, y juego de balances para mantenerse vivos como
nación ante la constante amenaza haitiana y los riesgos de que
una de las grandes potencias la tomara bajo su control.

    La referida misión diplomática tuvo un éxito inicial con el
nuevo gobierno francés, pues, logró firmar con dicho país el an-
siado tratado de «Amistad, Comercio y Navegación» (que impli-
caba el reconocimiento de la independencia dominicana), el 22
de octubre de 1848. Este tratado, el primero que el país firmó con
una potencia extranjera, fue ratificado por el Congreso domini-
cano el 2 de mayo de 1849.8 Pero la ratificación francesa no se
logró. Es posible que esa ratificación no se llevara a cabo debido
a la presión haitiana, y al hecho de que el tratado no se refería
en nada a la deuda haitiana.9 Este era en efecto, como mencio-
namos, un asunto viejo e importante para Francia, pues los pagos
de la enorme deuda que Haití contrajo como contrapartida por
su independencia, se atrasaban continuamente, y los franceses
comprendían que con la independencia de la porción oriental
de la isla, disminuía la posibilidad de que Haití tuviera suficientes
recursos para dicho pago. En efecto, el Canciller francés le había

8	 Colección de Leyes, tomo II, pp. 172-183.
9	 C. F. Pérez, Historia diplomática, pp. 210-211.
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