Page 58 - El alquimista
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porque cualquier persona es capaz de conquistar todo lo que quiere y
                                 necesita.
                                    »Sólo sentimos miedo de perder aquello que tenemos, ya sean
                                 nuestras vidas o nuestras plantaciones. Pero este miedo pasa cuando
                                 entendemos que nuestra historia y la historia del mundo fueron
                                 escritas por la misma Mano.
                                    A veces las caravanas se encontraban durante la noche. Siempre
                                 una de ellas tenía lo que la otra necesitaba, como si realmente todo
                                 estuviera escrito por una sola Mano. Los camelleros intercambiaban
                                 informaciones sobre las tempestades de viento y se reunían en torno
                                 a las hogueras para contar las historias del desierto.
                                    En   otras ocasiones llegaban misteriosos hombres encapuchados;
                                 eran beduinos que espiaban las rutas seguidas por las caravanas. Traían
                                 noticias de asaltantes y de tribus bárbaras. Llegaban y partían en
                                 silencio, con sus ropas negras que sólo dejaban ver los ojos.
                                    Una de esas noches el camellero se acercó hasta la hoguera donde
                                 el muchacho estaba sentado junto al Inglés.
                                    -Se rumorea que hay guerra entre los clanes -dijo el camellero.
                                    Los tres se quedaron callados. El muchacho notó que el miedo
                                 flotaba en el aire, aunque nadie dijese ni una palabra. Nuevamente
                                 estaba percibiendo el lenguaje sin palabras, el Lenguaje Universal.
                                    Poco después el Inglés preguntó si había peligro.
                                    -Quien entra en el desierto no puede volver atrás -repuso el
                                 camellero-. Y cuando no se puede volver atrás, sólo debemos preocu-
                                 parnos por la mejor manera de seguir hacia adelante. El resto es por
                                 cuenta de Alá, inclusive el peligro.
                                    Y concluyó diciendo la misteriosa palabra: Maktub.
                                    -Tendría que prestar más atención a las caravanas -dijo el mucha-
                                 cho al Inglés cuando el camellero se fue-. Dan muchas vueltas, pero
                                 siempre mantienen el mismo rumbo.
                                    -Y tú tendrías que leer más sobre el mundo -replicó el Inglés-. Los
                                 libros son igual que las caravanas.
                                    El inmenso grupo de hombres y animales empezó a caminar más
                                 rápido. Además del silencio durante el día, las noches -cuando las
                                 personas se reunían para conversar en torno a las hogueras- comenza-
                                 ron a hacerse también silenciosas. Cierto día el Jefe de la Caravana
                                 decidió que no podían encenderse más hogueras, para no llamar la
                                 atención.




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