Page 111 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 111

www.elaleph.com
               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               DOUGLAS.- Por mi espada, voy a atravesar todas esas cotas
               parecidas, haré pedazos todo su guardarropa, pieza a pieza, hasta que
               encuentre al rey.
               HOTSPUR.- Arriba y adelante! Nuestros soldados sostienen
               gallardamente la jornada. (Salen)
                   (Nuevos toques de alarma)
               FALSTAFF.- Si en Londres podía librarme de pagar mi escote, tengo
               miedo que aquí no haya escape; aquí no hay moratoria, hay que pagar
               con el cuero... Despacio! Quién eres tú? Sir Walter Blunt! Vaya un
               honor! Fuera la vanidad: ardo como plomo derretido y no peso menos,
               Dios me preserve del plomo. No necesito más peso que mis propias
               tripas. He conducido a mis perdularios a un punto donde los han
               sazonado en regla; de mis ciento cincuenta solo quedan tres con vida;
               pero no servirán mientras vivan sino para mendigar a las puertas de la
               ciudad. Mas quién llega?
                   (Entra el príncipe Enrique)
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Cómo? Te estás aquí, ocioso? Préstame tu
               espada. Muchos caballeros yacen muertos y pisoteados bajo los cascos
               de los arrogantes jinetes enemigos y cuyas muertes no han sido
               vengadas. Te ruego, préstame tu espada.
               FALSTAFF.- Te suplico, Hal, déjame respirar un momento. Jamás el
               turco Gregorio llevó a cabo tantas hazañas como las a que he dado
               acabado fin en este día. He arreglado las cuentas a Percy y está a buen
               recaudo.
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Lo está, a la verdad; vive para matarte.
               Préstame tu espada.
               FALSTAFF.- No, por Cristo! Si Percy aun vive, no te doy mi espada;
               pero si quieres, toma mi pistola.
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Dámela. Cómo, está aun en la pistolera?
               FALSTAFF.- Ay, Hal! Está caliente, caliente como para saquear una
               ciudad entera!



                                          111
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   106   107   108   109   110   111   112   113   114   115   116