Page 83 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               BARDOLFO.- Es porque sois tan gordo, Sir John, que necesitáis estar
               fuera de toda medida; fuera de toda medida razonable, Sir John.
               FALSTAFF.- Reforma tu cara, yo reformaré mi vida. Tú eres nuestro
               almirante, tú llevas la linterna en la popa... tu nariz! Eres el caballero
               de la lámpara ardiente.
               BARDOLFO.- Vamos, Sir John, mi cara no os hace daño.
               FALSTAFF.- No, te lo juro; hago tan buen uso de ella como muchos
               hombres hacen de una calavera, como un memento mori. Nunca miro
               tu cara sin pensar en el fuego del infierno y en el rico que vivía en la
               púrpura y está allí en su túnica, arde que arde. Si hubieras dado un.
               paso en el sendero de la virtud, juraría por tu cara; mi juramento sería:
               por ese fuego! Pero como estás absolutamente perdido, si no tuvieses
               la cara inflamada, serías el hijo de la más densa tiniebla. Cuando
               corrías en la noche, por lo alto de Gadshill para coger mi caballo, si
               no pensé que era un ignis fatuus o una bola de fuego griego, ya no hay
               dinero que corra. Oh! eres un triunfo perpetuo, un fuego de artificio
               perenne! Me has ahorrado no menos de mil marcos en antorchas y
               faroles, andando contigo por la noche, de taberna en taberna, pero la
               cantidad de vino que me has bebido, me habría bastado para
               comprarme luces, en la velería más cara de Europa. He mantenido con
               fuego a esa salamandra durante treinta y dos años consecutivos; el
               cielo me recompense!
               BARDOLFO.- Voto al diablo! Quisiera que mi cara estuviese en tu
               vientre!
               FALSTAFF.- Misericordia! Tendrá un incendio en el corazón.
                   (Entra la Posadera)
               Y bien, seña Partlet, la gallina? Habéis averiguado quien me robó los
               bolsillos?
               POSADERA- Cómo, Sir John? Qué es lo que pensáis, Sir John?
               Creéis que tengo ladrones en mi casa? He, buscado, he averiguado, he
               registrado con mi marido hombre por hombre, mozo por mozo; los



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