Page 27 - Octavio Paz - El Arco y la Lira
P. 27

la versificación acentual frente a los artificios del metro fijo, el poeta romántico proclama el triunfo de la
        imagen sobre el concepto, y el triunfo de la analogía sobre el pensamiento lógico.
        La evolución de la poesía moderna en francés y en inglés es un ejemplo de las relaciones entre ritmo verbal y
        creación poética. El francés es una lengua sin acentos tónicos, y los recursos de la pausa y la cesura los
        reemplazan. En el inglés, lo que cuenta realmente es el acento. La poesía inglesa tiende a ser puro ritmo:
        danza, canción. La francesa: discurso, «meditación poética». En Francia, el ejercicio de la poesía exige ir
        contra las tendencias de la lengua. En inglés, abandonarse a la corriente. El primero es el menos poético de
        los idiomas modernos, el menos inesperado; el segundo abunda en expresiones extrañas y henchidas de
        sorpresa verbal. De ahí que la revolución poética moderna tenga sentidos distintos en ambos idiomas. La
        riqueza rítmica del inglés da su carácter al teatro isabelino, a la poesía de los «metafísicos» y a la de los
        románticos. No obstante, con cierta regularidad de péndulo, surgen reacciones de signo contrario, períodos en
                                                                             13
        los que la poesía inglesa busca insertarse de nuevo en la tradición latina . Parece ocioso citar a Milton,
        Dryden y Pope. Estos nombres evocan un sistema de versificación opuesto a lo que podría llamarse la
        tradición nativa inglesa: el verso blanco de Milton, más latino que inglés, y el heroic couplet^ medio favorito
        de Pope. Sobre este último, Dryden decía que it bounds and circumscribes the Fancy. La rima regula a la
        fantasía, es un dique contra la marea verbal, una canalización del ritmo. La primera mitad de nuestro siglo ha
        sido también una reacción «latina» en dirección contraria al movimiento del siglo anterior, de Blake al primer
        Yeats. (Digo «primer» porque este poeta, como Juan Ramón Jiménez, es varios poetas.) La renovación de la
        poesía inglesa moderna se debe principalmente a dos poetas y a un novelista: Ezra Pound, T. S. Eliot y James
        Joyce. Aunque sus obras no pueden ser más distintas, una nota común las une: todas ellas son una
        reconquista de la herencia europea. Parece innecesario añadir que se trata, sobre todo, de la herencia latina:
        poesía provenzal e italiana en Pound; Dante y Baudelaire en Eliot. En Joyce es más decisiva aún la presencia
        grecolatina y medieval: no en balde fue un hijo rebelde de la Compañía de Jesús. Para los tres, la vuelta a la
        tradición europea se inicia, y culmina, con una revolución verbal. La más radical fue la de Joyce, creador de
        un lenguaje que, sin cesar de ser inglés, también es todos los idiomas europeos. Eliot y Pound usaron primero
        el verso libre rimado, a la manera de Laforgue; en su segundo momento, regresaron a metros y estrofas fijos
        y entonces, según nos cuenta el mismo Pound, el ejemplo de Gautier fue determinante. Todos estos cambios
        se fundaron en otro: la substitución del lenguaje «poético» —o sea del dialecto literario de los poetas de fin
        de siglo— por el idioma de todos los días. No el estilizado lenguaje «popular», a la manera de Juan Ramón
        Jiménez, Antonio Machado, García Lorca o Alberti, al fin de cuentas no menos artificial que el idioma de la
        poesía «culta», sino el habla de la ciudad. No la canción tradicional: la conversación, el lenguaje de las
        grandes urbes de nuestro siglo. En esto la influencia francesa fue determinante. Pero las razones que
        movieron a los poetas ingleses fueron exactamente las contrarias de las que habían inspirado a sus modelos.
        La irrupción de expresiones prosaicas en el verso —que se inicia con Victor Hugo y Baudelaire— y la
        adopción del verso libre y el poema en prosa, fueron recursos contra la versificación silábica y contra la
        poesía concebida como discurso rimado. Contra el metro, contra el lenguaje analítico: tentativa por volver al
        ritmo, llave de la analogía o correspondencia universal. En lengua inglesa la reforma tuvo una significación
        opuesta: no ceder a la seducción rítmica, mantener viva la conciencia crítica aun en los momentos de mayor
                 14
        abandono . En uno y otro idioma los poetas buscaron sustituir la falsedad de la dicción «poética» por la
        imagen concreta. Pero en tanto que los franceses se rebelaron contra la abstracción del verso silábico, los
        poetas de lengua inglesa se rebelan contra la vaguedad de la poesía rítmica, The Waste Land ha sido juzgado
        como un poema revolucionario por buena parte de la crítica inglesa y extranjera. No obstante, sólo a la luz de
        la tradición del verso inglés puede entenderse cabalmente la significación de este poema. Su tema no es


             13
                No es extraño: la historia de Inglaterra y la de los Estados Unidos pi;.ede verse como una continua oscilación
        —nostalgia y repulsión— que alternativamente los acerca y los aleja de Europa o, más exactamente, del mundo latino.
        Mientras los germanos, inclusive en sus épocas de mayor extravío, no han cesado de sentirse europeos, en los ingleses
        es manifiesta la voluntad de ruptura, desde la Guerra de los Cien Años. Ger—mania sigue hechizada, para bien y para
        mal,  por  el  espectro  del  Sacro  Imperio  Romano  Germánico,  que,  más  o  menos  abiertamente,  ha  inspirado  sus
        ambiciones de hegemonía europea. Gran Bretaña jamás ha pretendido hacer de Europa un Imperio y se ha opuesto a
        todas las tentativas, vengan de la izquierda o de la derecha, invoquen el nombre de César o el de Marx, por crear un
        ordea político que no sea el del inestable «equilibrio de poderes». La historia de la cultura germánica, con mayor
        énfasis aún que su historia política, es una apasionada tentativa por consumar la fusión entre le germano y lo latino.
        No es necesario citar a Goethe; la misma pasión anima a espíritus tan violentamente  germánicos  como  Novalis  y
        Nietzsche o a pensadores en apariencia tan alejados de esta clase de preocupaciones como Marx.
             14
                Esto explica la escasa influencia dd surrealismo en Inglaterra y los Estados Unidos durante ese período.
   22   23   24   25   26   27   28   29   30   31   32