Page 30 - Octavio Paz - El Arco y la Lira
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Concluyo: la reforma poética de Pound, Eliot, Wallace Stevens, cummings y Marienne Moore puede verse
como una relatinización de la poesía de lengua inglesa. Es revelador que todos estos poetas fuesen oriundos
de los Estados Unidos. El mismo fenómeno se produjo, un poco antes, en América Latina: a semejanza de los
poetas yanquis, que le recordaron a la poesía inglesa su origen europeo, los «modernistas»
hispanoamericanos reanudaron la tradición europea de la poesía de lengua española, que había sido rota u
olvidada en España. La mayoría de los poetas angloamericanos intentó trascender la oposición entre
versificación acentual y regularidad métrica, ritmo y discurso, analogía y análisis, sea por la creación de un
lenguaje poético cosmopolita (Pound, Eliot, Stevens) o por la americanización de la vanguardia europea
(cummings y William Carlos Williams). Los primeros buscaron en la tradición europea un clasicismo; los
segundos, una antitradición. William Carlos Williams se propuso reconquistar el American idiom, ese mito
que desde la época de Whitman reaparece una y otra vez en la literatura angloamericana. Si la poesía de
Williams es, en cierto modo, una vuelta a Whitman, hay que agregar que se trata de un Whitman visto con
los ojos de la vanguardia europea. Lo mismo debe decirse de los poetas que, en los últimos quince o veinte
años, han seguido el camino de Williams. Este episodio paradójico es ejemplar: los poetas europeos, en
especial los franceses, vieron en Whitman —en su verso libre tanto como en su exaltación del cuerpo— un
profeta y un modelo de su rebelión contra el verso silábico regular; hoy, los jóvenes poetas ingleses y
angloamericanos buscan en la vanguardia francesa (surrealismo y Dada) y en menor grado en otras
tendencias —en el expresionismo alemán, el futurismo ruso y en algunos poetas de América Latina y
España— aquello mismo que los europeos buscaron en Whitman. En el otro extremo de la poesía
contemporánea angloamericana, W. H. Auden, John Berryman y Robert Lowell también miran hacia Europa
pero lo que buscan en ella, ya que no una imposible reconciliación, es un origen. El origen de una norma que,
según ellos, la misma Europa ha perdido.
Después de lo dicho apenas si es necesario extenderse en la evolución de la poesía francesa moderna. Bastará
con mencionar algunos episodios característicos. En primer término, la presencia del romanticismo alemán,
más como una levadura que como influencia textual» Aunque muchas de las ideas de Baudelaire y de los
simbolistas se encuentra en Novalis y en otros poetas y filósofos alemanes, no se trata de un préstamo sino de
un estímulo. Alemania fue una atmósfera espiritual. En algunos casos, sin embargo, hubo trasplante. Nerval
no sólo tradujo e imitó a Goethe ya varios románticos menores; una de las Quimeras (Deifica) está inspirada
directamente en Mignon: Kennst du das Land, wo die Zitronen blühn... La canción lírica de Goethe se
transforma en un soneto hermético que es un verdadero templo (en el sentido de Nerval: sitio de iniciación y
consagración). La contribución inglesa también fue esencial. Los alemanes ofrecieron a Francia una visión
del mundo y una filosofía simbólica; los ingleses, un mito: la figura del poeta como un desterrado, en lucha
contra los hombres y los astros. Más tarde Baudelaire descubriría a Poe. Un descubrimiento que fue una
recreación. La desdicha funda una estética en la que la excepción, la belleza irregular, es la verdadera regla.
El extraño poeta Baudelaire—Poe mina así las bases éticas y metafísicas del clasicismo. En cambio, excepto
como ruinas ilustres o paisajes pintorescos, Italia y España desaparecen. La influencia de España,
determinante en los siglos XVI y XVII, es inexistente en el XIX: Lautréamont cita de paso, en Poésies, a
Zorrilla (¿lo leyó?) y Hugo proclama su amor por nuestro Romancero. No deja de ser notable esta
indiferencia, si se piensa que la literatura española —especialmente Calderón— impresionó profundamente a
los románticos alemanes e ingleses. Sospecho que la razón de estas actitudes divergentes es la siguiente:
mientras alemanes e ingleses ven en los barrocos españoles una justificación de su propia singularidad, los
poetas franceses buscan algo que no podía darles España sino Alemania: un principio poético contrario a su
tradición.
El contagio alemán, con su énfasis en la correspondencia entre sueño y realidad y su insistencia en ver a la
naturaleza como un libro de símbolos, no podía circunscribirse a la esfera de las ideas. Si el verbo es el doble
del cosmos, el campo de la experiencia espiritual es el lenguaje. Hugo es el primero que ataca a la prosodia.
Al hacer más flexible el alejandrino, prepara la llegada del verso libre. Sin embargo, debido a la naturaleza de
la lengua, la reforma poética no podía consistir en un cambio del sistema de versificación. Ese cambio, por lo
demás, era y es imposible. Se pueden multiplicar las cesuras en el interior del verso y practicar el
enjambement: siempre faltarán los apoyos rítmicos de la versificación acentual. El verso libre francés se
distingue del de los otros idiomas en ser combinación de distintas medidas silábicas y no de unidades
rítmicas diferentes. Por eso Claudel acude a la asonancia y SaintJohn Perse a la rima interior y a la
aliteración. De ahí que la reforma haya consistido en la intercomunicación entre prosa y verso. La poesía
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Se adopta la grafía e. e. cummings, respetando el deseo del poeta estadounidense que llegó a legalizar así el
registro de su patronímico. (Nota del editor.)

