Page 122 - Los Humanoides - Jack Willianson
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El tiempo dejó de transcurrir para él. —¿Está bien


            nuevamente, Claypool? El astrónomo abrió los ojos y

            se  encontró  acostado  sobre  un  sofá  reclinable,  en  el

            jardín; de su villa. Era de día y frente a él estaba parado


            Frank Ironsmith, con su eterna sonrisa a flor de labios.

            Las piernas no le dolían, y, sin saber cómo, comprendió

            que  habían  pasado  varias  semanas,  pues  no  tenía


            señales de sus heridas. Ironsmith le extendió la diestra,

            pero  él  la  ignoró.  —Oiga,  Claypool...,  ¿no  recuerda

            aún?  Claypool  asintió,  sin  ocultar  su  hostilidad  ni


            estrechar la mano que su interlocutor le tendía.


                    —He  hecho  neutralizar  la  acción  de  la  euforidina

            porque necesito su ayuda, Claypool... ¿Comprende mis


            palabras?


                    El  astrónomo  asintió,  parpadeando  al  sol.  —

            Necesito  que  me  ayude  a  encontrar  a  White  y  su


            manojo de fanáticos...


                    Claypool no contestó. Ironsmith probó una nueva

            táctica.


                    —Aquella criatura estuvo con usted casi una hora.


            Debe  de  haberle  dado  la  clave  para  ubicar  a  sus

            compañeros ...


                    Claypool recordó que Aurora había hablado de un

            sitio  oscuro,  bajo  tierra,  con  agua  corriendo.  Sus


            delgados labios se apretaron con fuerza.






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