Page 33 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Manejando el propio Claypool. los cuatro hombres


            se  dirigieron  en  uno  de  los  veloces  automóviles  del

            Observatorio hacia el faro abandonado.


                    Tras un viaje en que no se habló casi, el astrónomo

            detuvo  al  coche  junto  a  una  barrera  pintada  de


            amarillo, colocada en el extremo del camino para evitar

            que los automovilistas se desbarrancaran y cayeran al

            mar.



                    Estremeciéndose por efectos del frío viento, Webb

            Claypool bajó del coche. Ironsmith y los dos técnicos lo

            siguieron,  el  joven  matemático  abriendo  un  nuevo


            paquete de goma de mascar y ofreciéndolo a los demás.


                    —Le  sugiero  que  lleven  armas,  señor  —dijo

            Armstrong.


                    Claypool  sacudió  negativamente  la  cabeza.  No


            quería armar a Ironsmith mientras persistiera aquella

            informe sospecha.


                    —Preparen media docena de cohetes explosivos —


            ordenó con voz serena y seca—. Si se trata de espías

            tratarán de huir. Derriben sin previo aviso a cualquier

            aeronave que despegue del faro. ¡Si dentro de una hora


            no estamos de regreso, vuelen la torre!


                    —Sí, doctor —repuso Armstrong, consultando su

            reloj y comenzando a preparar los proyectiles para ser


            arrojados  desde  una  plataforma  portátil,  que  Dodge

            armó sin pérdida de tiempo. Claypool los saludó con


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