Page 34 - Los Humanoides - Jack Willianson
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una sonrisa de confianza; luego miró seriamente a
Ironsmith.
Mientras esperaba, el matemático se había dejado
llevar por la contemplación de los riscos y acantilados
bañados en la espuma del mar. El astrónomo,
fastidiado ante tanta tranquilidad, le dijo secamente
que lo acompañara.
Con una placentera sonrisa a flor de labios,
Ironsmith se dirigió vivamente hacia el faro, siguiendo
un incierto sendero entre las rocas. Claypool,
temblando a causa del frío y húmedo viento, lo siguió.
Mientras caminaba, Claypool pensó por primera
vez en lo que haría si se trataba de una trampa tendida
por los espías de la Confederación Triplanetaria.
Armstrong y Dodge estaban demasiado lejos para
servirle de ayuda alguna. Ironsmith debía de ser
totalmente inútil en una emergencia, si no se trataba
también él de un enemigo... y una rápida lancha a
motor podía llevarlo prisionero sin que sus dos
ayudantes pudieran siquiera advertirlo.
—¡Vamos! ¡Vamos! —la voz era infantil y tenía
cierta urgencia en el tono. Claypool alzó la cabeza para
mirar a través de la creciente neblina y entonces la vio.
Pequeña y solitaria, con su vestido amarillo azotado
por el viento húmedo y las huesudas rodillas azules a
causa del frío.
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