Page 79 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Terminada la inspección de las partes instaladas en
la superficie, el humanoide se volvió hacia Claypool.
—Gracias, doctor —dijo—. ¿Quién era el
encargado de la sección matemáticas?
—Un joven llamado Ironsmith —la voz de
Claypool se alzó, demasiado aguda—. No tiene nada
que ver con el diseño de los aparatos...
—Gracias, doctor —repuso la amable máquina
parlante—. Con esto termina nuestra inspección,
excepto que debemos hablar con el señor Ironsmith.
—¡Pero no creo que sirva de nada! —la alarma
corrió por todo el cuerpo de Claypool. La
desesperación de saber que el extraño joven podía
saber algo que resultara perjudicial para la
conservación del secreto, lo dominó—. ¡Además mi
esposa nos espera a todos para almorzar!
Pero el humanoide no se preocupaba por almorzar,
y siguió insistiendo en que se respetaran sus
prerrogativas de inspector. Por fin Ironsmith fue
llamado y llegó hasta la puerta pedaleando su vieja
bicicleta.
Claypool pasó una tarde desdichada: su estómago
delicado no toleraba el alcohol y la ansiedad le impidió
almorzar, por lo que los cócteles que Ruth sirvió a los
militares de la comitiva le sentaron pésimamente.
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