Page 82 - Los Humanoides - Jack Willianson
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frente a la tranquilidad y despreocupación del joven


            matemático.  El  viejo  peso  del  Proyecto  Rayo  se  tornó

            repentinamente intolerable sobre sus hombros, y por

            un momento deseó que el inspector humanoide hubiera


            descubierto el secreto para quedar libre.


                    Pero  de  nuevo  volvió  a  sobreponerse,  como  lo

            hiciera tantas veces. Aquellos esbeltos proyectiles que

            estaban  en  el  depósito  subterráneo  eran  la  única


            defensa de la Tierra frente a las hordas disciplinadas y

            serviciales  que  acababan  de  invadirla.  Ya  no  podía


            quitarse ese peso de encima. Al día siguiente Claypool

            fue  llamado  desde  la  capital.  El  gobierno  humano

            estaba a punto de abandonar sus funciones.



                    Entretanto,  se  preparaba  el  plebiscito:  los

            dirigentes  obreros  temían  que  la  competencia  de  los

            robots  precipitara  a  los  trabajadores  a  una  crisis


            económica, y los sacerdotes de las distintas religiones

            predecían  una  catástrofe  si  aquellas  máquinas  se

            hacían  cargo  de  la  Tierra.  Pero  los  humanoides  eran


            hábiles  políticos:  en  todas  las  ciudades,  pueblos  y

            aldeas abrieron oficinas desde las que prometieron a

            los  hombres  el  cielo  en  la  tierra.  Cada  ser  humano


            tendría su esclavo mecánico y viviría en el paraíso...


                    Por fin llegó la elección y excepto un puñado de

            reaccionarios, ciegos y obstinados, que votaron contra


            el  progreso  representado  por  los  humanoides,  la




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