Page 84 - Los Humanoides - Jack Willianson
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se  alzaban  por  doquier,  y  la  parte  verde  del  paisaje


            había aumentado considerablemente.


                    La  puerta  de  la  aeronave  no  tenía  manivela  de

            ninguna  naturaleza  que  pudiera  ser  operada  por  la

            mano del hombre, pero se abrió silenciosamente para


            dar paso al astrónomo.


                    Dos atentos humanoides lo ayudaron solícitamente

            a descender y echó a andar por jardines que antes no


            existían. Entonces una brusca sensación de desastre se

            apoderó de él.


                    Un aliento de selva que surgía de un nuevo mundo


            tropical que ocupaba el espacio destinado al edificio de

            la administración y la torre de hormigón donde estaba

            instalado el telescopio solar.


                    —¿Dónde está —inquirió acusador—. ¿El reflector


            solar?


                    Aquel  gran  telescopio  le  había  costado  la  mayor

            parte de su fortuna y años de trabajo— Gracias a su


            ayuda  había  podido  descubrir  los  secretos  de  la

            Supernova  Cráter.  Y  ahora  había  desaparecido

            reemplazado  por  aquella  selva  coronada  por  una


            hermosa villa de descanso.


                    La voz metálica y suave del humanoide le contestó

            gentilmente:









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