Page 97 - Los Humanoides - Jack Willianson
P. 97
Capitulo X
Mientras caminaba hacia su nueva vivienda, Weeb
Claypool trató de ubicar el sitio donde debía de estar
su viejo laboratorio secreto. De pronto se le ocurrió la
terrible idea de que tal vez los humanoides lo habían
descubierto y desmontado.
—¿Le ocurre algo, señor? —preguntó la voz
metálica de uno de sus guardianes—. Parece algo
deprimido. Tal vez una inyección de euforidina podría
solucionarlo todo...
—¡No! —repuso rápidamente el astrónomo,
comenzando a. transpirar—. ¡Me siento perfectamente
bien! Simplemente todo ha cambiado mucho... El ser
humano necesita tiempo para pensar...
—¡El ser humano ya no necesita pensar!
De regreso en la villa, Claypool simuló
maravillarse y sentirse extasiado ante todas las
maravillas mecánicas con que había sido dotada su
prisión sin rejas. La cocina era un verdadero
laboratorio antiséptico. Las ventanas eran de cristal
opaco que se iluminaba a voluntad. Lo que más
amargo resultó para él, fue advertir que los
mecanismos de aquella mansión funcional estaban
activados por generadores rodomagnéticos ocultos a
los ojos humanos.
97

