Page 96 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Ironsmith nunca sería un aliado. Era humano, pero
se había vuelto contra la humanidad. ¿A qué precio
había logrado gozar de aquella libertad?
—Entonces hasta la hora de cenar —exclamó
suavemente el matemático, abriendo la puerta para
dejarlo pasar—. Iremos a la costa. Los humanoides me
han edificado allí una villa, pero hasta ahora no tuve
deseos de mudarme. Aquí estoy bien...
Con pasos incierto Claypool salió, y al hacerlo miró
hacia atrás. Las dos máquinas benignas lo seguían. Y
en la habitación, preparando el tablero de ajedrez,
había quedado Ironsmith, con su pipa entre los dientes.
Un terror insano recorrió la columna vertebral de
Claypool. ¿Quién era el contendiente de aquel hombre
extraño?
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