Page 95 - Los Humanoides - Jack Willianson
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—¿Cómo se lo permiten? —Claypool se sentía cada
vez más sorprendido—. Han prohibido toda clase de
investigación científica.
—Solamente las peligrosas —le corrigió Ironsmith,
siempre sonriente. Sus dedos acomodaron las piezas de
ajedrez sobre el tablero—. Lo siento, pero ahora tengo
otra cita... No se preocupe. Todo saldrá bien.
Claypool se dirigió hacia la puerta, seguido por las
dos figuras silenciosas.
—¡Es esa droga! —murmuró por fin, y el terror le
quebró la voz—. ¡No puedo dejar de pensarlo! ¡Es
como si se cometiera un asesinato! Se la dieron a ¡Ruth!
—La euforidina es una buena solución para
aquellos que no logran adaptarse, Claypool —repuso
suavemente Ironsmith—. Claro que tratando de
aceptar la presencia de los humanoides como lógica
solución a todos los problemas del hombre y
amoldándose a ella, es posible evitar la droga.
Claypool lo miró, incrédulo.
—Ahora tengo una cita, pero si a usted le parece,
lo puedo ayudar a adaptarse. ¿Qué le parece si nos
reunimos a la hora de cenar?
El astrónomo asintió, inexpresivamente.
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