Page 428 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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peso  estremecido  sobre  mi  cuerpo  y  aquellos


              pedacitos  nuestros  cayeron  como  una  lluvia


              suave, sin remordimientos, como ceniza.




                     Uf, me susurró al oído.




                     Eso, uf.




                     Nos hemos estrellado, ¿eh?




                     Sí, pero en el buen sentido.




                     Volverse a llenar, ahí tumbado. Algo parecido


              a la felicidad, como si te inundase un agua pura y


              clara.  Tan  bueno  que  ni  siquiera  le  das  la


              bienvenida,  te  atraviesa  como  una  corriente


              brillante, como si siempre hubiera estado allí.




                     Nos  quedamos  tumbados  sin  mover  ni  un


              músculo,  dos  corazones  latiendo  con  un  ritmo


              acompasado que rebotaba y se desajustaba y se


              volvía a sincronizar, fascinados los dos, creo, por


              aquella música y aquella sensación. Al rato, ella



              se levantó para taparnos con el saco de franela y


              se acurrucó a mi lado y nos dormimos. No como


              las otras noches de confusión, sino con un sueño


              profundo  y  aliviado.  Exhaustos,  realmente  a


              gusto.




                     Antes  del  alba,  supongo  que  para  no





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