Page 504 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Había madurado y florecido durante la semana.
Algo que en el cañón estaba aletargado había
salido a la luz del día y se sentía muy a gusto. Es
difícil de explicar.
Sin duda estaba su pericia médica, un
conocimiento seguro que aplicaba sin tener que
pensar siquiera, y aquella utilidad que ahora
recuperaba después de haberla adquirido con
tanto esfuerzo la hacía más grande a mis ojos.
No sé, más alta, más grande, un planeta con más
gravedad que antes. Eso por un lado. Cuando
observamos a alguien hacer lo que mejor sabe
parece que se vuelva más grande de lo que es.
Me encanta. Pero había algo más. Como si la
llegada a este aeropuerto medio devastado de las
llanuras, tan distinto de cualquier lugar en el que
hubiera vivido antes —Nueva York, por supuesto,
o las montañas y mesetas en las que se crio—,
fuera un destino para el que llevase mucho
tiempo preparándose sin saberlo. Quizá. No sé.
Así me lo parecía. Como si una parte de ella se
relajara, como si se despojase de una piel vieja,
de una cáscara, de una barrera que me había
pasado inadvertida. Y como si entonces se
abriera y floreciera. Cursi, ¿verdad? Más bien
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