Page 507 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
P. 507
acechaban. Sentía de nuevo esa duplicidad,
como cuando volaba: la calma y la velocidad, la
serenidad y el peligro. En la Bestia devorábamos
el espacio y parecía que apenas nos movíamos.
Esa sensación de estar dentro de un cuadro.
Hacíamos el amor como si fuera algo
totalmente nuevo. Quizá porque teníamos que
hacerlo con tanta suavidad, con tanta lentitud. A
veces se me sentaba encima y con mucha
delicadeza me introducía dentro de su cuerpo y
nos quedábamos quietos, tan quietos que las
estrellas se movían detrás de su cabeza y
nosotros apenas, y era como una conversación y
me llenaba de felicidad, de un deleite supremo
que no soy capaz de describir.
El Abuelo se instaló en una casa contigua a la
de Bangley, en una habitación de la planta
superior con una buena vista del aeropuerto. Él
también era un estratega de pies a cabeza, en
cierto sentido eran como dos gotas de agua.
Protegió la única ventana con sacos de arena, y
una mañana se presentó a Bangley y le preguntó
muy respetuosamente si podía coger prestado
uno de sus fusiles, el Sig Sauer. Por aquel
entonces Bangley ya estaba bastante recuperado
507

