Page 59 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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—Oh, lo mismo que los demás. Dinero y mierda —
dijo Bud, y con eso, el hombre se sacó unos umus del
bolsillo y se los entregó... y luego le dio las gracias al
echarse atrás.
Bud disfrutaba con que los negros le respetasen de esa
forma —le recordaba su herencia noble en los parques
de caravanas de Florida del Norte— y tampoco le
disgustaba el dinero. Después de ese día, empezó a
buscar negros con la misma incertidumbre asustada en
el rostro. Aquella gente vendía y compraba sin papeles,
por lo que siempre llevaban dinero en efectivo. Durante
un par de meses le fue muy bien. De vez en cuando se
pasaba por el piso donde vivía su puta Tequila, le daba
algo de ropa interior, y quizás algo de chocolate a Harv.
Tanto Tequila como Bud suponían que Harv era su
hijo. Tenía cinco años, lo que significaba que había sido
concebido en una fase temprana del ciclo de rupturas y
reconciliaciones de Bud y Tequila. Ahora la zorra estaba
embarazada de nuevo, lo que significaba que Bud
tendría que traerle más regalos cuando la visitase. ¡Las
presiones de la paternidad!
Un día Bud se centró, por sus ropas elegantes, en una
familia particularmente bien vestida. El hombre vestía
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