Page 64 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Singapur.  Inmerso  en  la  corriente  de  dos  mil  recién

              llegados había un grupo compacto de hombres vestidos en

              trajes de negocios, con cintas de tela de color alrededor de


              los cuellos y pequeñas cicatrices en los pómulos.



                  Más tarde, esa misma noche, Bud, por primera vez en


              su vida, oyó la palabra ashanti.




                  —¡Otros  veinticinco  ashantis  acaban  de  llegar  de

              L.A.! —dijo un hombre en un bar.




                  —¡Los ashantis han celebrado una gran reunión en el

              salón de conferencias del Sheraton! —dijo una mujer en


              la calle.



                 Esperando  en  la  cola  de  unos  de  los  compiladores


              gratuitos de materia, un vagabundo dijo:



                 —Uno de los ashantis me ha dado cinco yuks. Son


                 buena gente.



                 Cuando Bud se encontró con un tipo que conocía, un


              antiguo camarada en el negocio de los cebos, le dijo:




                 —Eh, está todo repleto de ashantis, ¿no?




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