Page 61 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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alimentado y cobijado, exceptuando la pequeña cicatriz

              en una mejilla.




                 Bud  siguió  caminando  hasta  que  estuvo  un  poco

              demasiado cerca del tipo. Mantuvo la cabeza inclinada

              hacia  atrás  hasta  el  último  minuto,  como  si  estuviese


              escuchando música a alto volumen (que era el caso), y de

              pronto echó la cabeza hacia delante y se quedó mirando


              fijamente la cara del tipo. Era otra forma de enfatizar que

              cargaba  y  funcionaba  normalmente.  Pero  el  tipo  no

              respondió con el ligero movimiento de sorpresa que Bud


              había  aprendido  a  esperar  y  disfrutar.  Quizá  fuese  de

              alguna nación bananera donde no sabían lo que era una


              pistola craneal.



                 —Señor  —dijo  el  hombre—,  mi  familia  y  yo  nos


              dirigimos a nuestro hotel. El viaje ha sido largo y estamos

              cansados; mi hija tiene una infección en el oído. Si me

              dijese  lo  que  desea  con  la  mayor  prontitud  posible,  le


              estaría muy agradecido.



                 —Habla como un maldito vicky —dijo Bud.




                 —Señor, no soy lo que usted llama un vicky, o hubiese


              ido  directamente  allí.  Le  estaría  muy  agradecido  si





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