Page 69 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 69

La mayor parte de los senderos eran incas o coreanos,

              pero aceptarían a cualquiera. Tenían un enclave en los

              Territorios Cedidos, un enclave con buena seguridad y


              cada uno de ellos, hasta el último hombre o mujer, estaba

              loco.  Podrían  enfrentarse  perfectamente  a  un  par  de

              docenas  de  ashantis.  Y  podías  unirte  simplemente


              cruzando la puerta. Aceptarían a cualquiera sin hacer

              preguntas.




                 Había oído que no era bueno ser comunista, pero en

              esas circunstancias supuso que podría bajar la nariz y


              citar del pequeño libro rojo todo lo que fuese necesario.

              Tan pronto como los ashantis se fuesen, se saldría.




                 Una vez decidido, no podía esperar a llegar allí. Tuvo

              que  controlarse  para  no  empezar  a  correr,  lo  que  con


              seguridad  hubiese  llamado  la  atención  de  cualquier

              ashanti en la calle. No podía soportar la idea de estar tan

              cerca de la seguridad y fracasar.




                 Dobló la esquina y vio la pared del Enclave Sendero de

              cuatro pisos de alto y dos manzanas de largo, un enorme


              mediatrón sólido con una puerta diminuta en el medio.

              Mao  estaba  a  un  lado,  saludando  a  una  multitud


              invisible, frente a su mujer de dientes de caballo y su

              ayudante  Lin  Biao,  del  color  de  un  escarabajo,  y  el


                                                                                                   69
   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73   74