Page 183 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–Así parece. Le presento a la señora Randall; el señor De‐
veraux, por si no se conocen todavía.
Luke murmuró una fórmula cortés.
–Encantada, señor Deveraux –dijo la otra señora–. Si ha
estado por los jardines quizá podrá decirme dónde se en‐
cuentra mi esposo, para que no tenga que buscarle por to‐
das partes.
–Sólo vi a una persona –repuso Luke–. ¿Un hombre con
una barba cuadrada?
Ella asintió y Luke continuó:
–Está muy cerca de la esquina norte. Sentado en uno de
los bancos y mirando a un árbol.
La señora Randall suspiró.
–Probablemente pensando en su gran discurso. Esta se‐
mana se cree que es Ishurti, pobre hombre. –Retiró su silla–
. Iré a decirle que el café ya está preparado.
Luke se levantó y abrió la boca para decirle que él mismo
iría a buscarle. Pero luego recordó que el hombre de la
barba no podía verle ni oírle, de modo que sería difícil en‐
tregarle el mensaje. Volvía a cerrar la boca y no dijo nada.
Cuando la puerta se cerró, la señora Murcheson apoyó
una mano en su brazo.
–Una pareja tan agradable... –dijo–. Es una pena.
–Ella parece simpática –dijo Luke–. Yo... no llegué a ha‐
blar con su marido. ¿Acaso los dos están...?
–Sí, claro. Pero cada uno piensa que es el otro quién lo
está. Cada uno cree que se encuentra aquí para cuidar del
otro.
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