Page 180 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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tangibles, y si dentro de un segundo uno de ellos llamase a
esa puerta y dijese: «Hola, Mack. ¿Es esto la Tierra?»». ¿Y
si todo partiera de ese punto? ¿Por qué no?
Bueno, por una sencilla razón, él ya había imaginado
otros argumentos –cientos de ellos, incluidos los cuentos
cortos–, y ninguno se había convertido en realidad en el
instante en que los pensó.
Pero, ¿y si aquella noche hubiera habido algo distinto en
el ambiente que le rodeaba? Sí, aquello parecía más posible,
algo había ocurrido en su cerebro –fatiga mental o la preo‐
cupación de su fracaso como escritor–, en la parte de su
mente que deslindaba lo real (el mundo ficticio que su
mente de ordinario proyectaba a su alrededor) de la fic‐
ción, y que en aquel caso realmente sería una ficción dentro
de otra ficción). Era lógico, por más ilógico que pareciera.
Pero, ¿qué había ocurrido entonces unas cinco semanas
atrás, cuando dejó de creer en la existencia de los marcia‐
nos? ¿Por qué el resto de la gente –si el resto de la gente era
también producto de la imaginación de Luke– seguía cre‐
yendo en algo en lo que el mismo Luke ya no creía, y que
por lo tanto ya no existía?
Encontró otro banco y volvió a sentarse. Aquél era un
problema difícil. ¿O no lo era? Su mente había recibido un
terrible choque aquella noche. Sólo recordaba que tenía
algo que ver con un marciano, pero por lo que le había he‐
cho –lanzarlo temporalmente a un estado catatónico– de‐
bió de ser un golpe muy duro.
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