Page 20 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–¡Así me condene! –dijo Luke–. No me extraña que no te


          gustemos si todas tus ideas sobre nosotros las has apren‐


          dido en los programas de radio. Debo admitir que la ma‐


          yoría son una porquería.



            –Igual que la mayoría de vosotros, o no los lanzaríais al


          éter.


            Luke contuvo con dificultad su ira y volvió a beber otro


          sorbo. Finalmente, empezaba a creer que se trataba real‐


          mente de un marciano y no de un producto de su imagina‐


          ción. Y además, pensó de repente, ¿qué iba a perder por


          creerlo? Si estaba loco, la cosa y no tenía remedio. Pero si


          se trataba de un marciano de veras, constituía una magní‐


          fica oportunidad para un escritor de ciencia ficción.



            –¿Cómo es Marte? –preguntó.


            –No te importa un pito, Mack.


            Luke bebió de nuevo. Contó hasta diez y trató de mos‐


          trarse tan tranquilo y razonable como le era posible.


            –Escucha –dijo–, me mostré un poco descortés al princi‐


          pio porque estaba sorprendido. Pero lo siento te presento


          mis excusas ¿Por qué no podemos ser amigos?



            –¿Por qué tenemos que serlo? Tu eres un miembro de una


          raza inferior.


            –Aunque sólo sea por eso, la conversación resultará más


          agradable para los dos.


            –No para mí, Mack. Me gusta mostrarme desagradable.


          Me gusta pelearme. Si vas a ser fino y educado conmigo,


          me iré a buscar a alguien con quien pueda discutir un poco.








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