Page 212 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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En la tarde del tercer día de la tercera luna de la estación
del Kudus (aproximadamente en el mismo instante en que
Hiram Oberdorffer, en Chicago, preguntaba en la Bu‐
ghouse Square por su desaparecido amigo), un hechicero
llamado Bugassi, de la tribu moparobi, en el África ecuato‐
rial, se presentaba al jefe de la tribu. El nombre del jefe era
M’Carthi, aunque no era pariente de un antiguo senador
de Estados Unidos que llevaba el mismo nombre.
–Haz magia contra los marcianos –ordenó M’Carthi a Bu‐
gassi.
Hay que hacer notar que en realidad no les llamó «mar‐
cianos». Usó la palabra gnajamkata, cuya derivación es la
siguiente: gna, que significa «pigmeo», más jam, que signi‐
fica «verde», y kat que significa «cielo». La última vocal in‐
dica el plural, y el conjunto puede traducirse por «los pig‐
meos verdes del cielo».
Bugassi se inclinó.
–Haré un gran hechizo –dijo.
Sería mejor que fuese un verdadero y gran hechizo, pensó
Bugassi. La posición de un hechicero entre los moparobi
siempre había sido precaria. A menos que realmente fuese
un hechicero muy bueno, la posibilidad de que llegase a
viejo era muy remota. Y aún sería más corta de no ser por‐
que el jefe rara vez exigía oficialmente los servicios del he‐
chicero, ya que la ley tribal decretaba que el hechicero que
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