Page 216 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Bugassi sabía que no podía fallar, no sólo porque las con‐


          secuencias para su propia persona, si fracasaba, era algo en


          lo que no quería pensar, sino sencillamente porque la sabi‐


          duría combinada de todos los hechiceros moparobi no po‐



          día fallar.


            Sería un hechizo para terminar con todos los hechizos, al


          tiempo que con todos los marcianos. Un hechizo monstruo,


          que incluiría todos los ingredientes y todos los conjuros


          usados en los otros cinco, y además once ingredientes y


          diecinueve encantamientos (siete de los cuales eran pasos


          de danza) que habían sido sus propios y muy especiales


          secretos, desconocidos de los otros cinco hechiceros.


            Todos los ingredientes estaban preparados, y cuando es‐



          tuvieran reunidos, aunque por separado fueran cantidades


          mínimas, llenarían la vejiga de un elefante macho, que iba


          a  ser  el  recipiente.  (El  elefante,  desde  luego,  había  sido


          muerto seis meses atrás; no se había cazado ninguno desde


          que llegaron los marcianos.) La preparación del encanta‐


          miento le llevaría toda la noche, ya que cada ingrediente


          debía ser añadido con su propio conjuro o danza mágica.



            Durante toda la noche nadie pudo dormir en Moparobi.


          Sentados en un respetuoso círculo alrededor de la gran ho‐


          guera, que las mujeres alimentaban de vez en cuando, con‐


          templaron  cómo  trabajaba  Bugassi,  bailando  y  lanzando


          conjuros Era un trabajo agotador, estaba perdiendo mucho


          peso, observaron tristemente.


            Poco antes del amanecer, Bugassi cayó de rodillas delante


          de M’Carthi, y hundió la frente en el polvo.




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