Page 215 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Sin embargo, los hechiceros rechazaron la propuesta y ni
siquiera las amenazas de tortura y muerte les hicieron cam‐
biar de idea. Sus secretos eran sagrados y más importantes
para ellos que sus propias vidas.
No obstante, llegaron a un compromiso. Echarían a suer‐
tes el orden en que debían proceder a hacer sus respectivos
encantamientos, con intervalos de una luna. Y todos se
mostraron conformes en que si fracasaban confiarían todos
sus secretos, en particular los ingredientes y conjuros que
componían su hechizo especial, al hechicero que le siguiera
en turno, antes de hacer su contribución al estómago de la
tribu.
Bugassi había retirado la ramita más larga, y ahora, cinco
lunas más tarde, poseía la sabiduría combinada de todos
los demás aparte de la propia, y los hechiceros moparobi
tienen fama de ser los más sabios de toda África. Además,
conocía exactamente todos los elementos y cada una de las
palabras que habían compuesto los cinco hechizos anterio‐
res.
Con ese vasto depósito de conocimientos en sus manos,
había estado planeando su propio encantamiento durante
más de una luna, desde el día en que Nariboto, el quinto
de los hechiceros que habían fracasado, había seguido el
camino de toda la carne pecadora. (La parte de Bugassi, a
petición propia, había sido el hígado, del que había conser‐
vado un pequeño trozo: ahora, ya bien podrido, se hallaba
en excelentes condiciones para formar parte de su supremo
hechizo.)
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