Page 84 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Y un número de teléfono de Long Beach.


            Luke lo leyó dos veces antes de ponerlo de nuevo en su


          bolsillo. No parecía un timo; al menos, si aquel individuo



          realmente poseía tales grados académicos...


            Y era algo razonable. Mucha gente iba a necesitar ayuda,


          y deprisa. Eran muchos los que no podían soportar la ten‐


          sión y se derrumbaban. Si el doctor Forbes tuviera aunque


          sólo fuera una parte de la solución...


            Miró el reloj y vio que eran las cinco y diez, y ya se pre‐


          guntaba  cuando  llegaría  el  dueño  y  si  debería  cerrar  la


          puerta y marcharse, cuando se abrió la puerta.


            El hombre gordo y de mediana edad que entró se dirigió



          a Luke brevemente.


            –¿Dónde está Rance?


            –De vuelta a Missouri. ¿Es usted el dueño?


            –Sí. ¿Qué ha pasado?


            Luke se lo explicó. El dueño del negocio asintió y dio me‐


          dia vuelta al mostrador. Abrió la caja, leyó la nota de Rance


          y  gruñó.  Contó  el  dinero  (no  necesitó  mucho  tiempo)  y



          arrancó la tira registradora para comprobar la suma. Gruñó


          de nuevo y se volvió a Luke.


            –¿Tan mal ha estado el negocio? –preguntó–. ¿O es que se


          ha metido unos cuantos dólares en el bolsillo?


            –Ha estado realmente mal. Si hubiera recaudado por lo


          menos diez dólares quizá me hubiera sentido tentado. Pero


          no cuando las entradas han sido menos de cinco. Eso está


          por debajo de mi precio mínimo para sentirme deshonesto.




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