Page 81 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–California, ya me voy... –cantó y luego hizo una pausa,
sin duda en busca de algo que rimara.
–De regreso a Hartville, hoy –apunto Luke.
Rance se le quedó mirando con asombro.
–Eh, amigo, ¿cómo ha podido salirle así, tan fácilmente?
–chasqueó los dedos–. Debería ser novelista, o algo por el
estilo.
–Me conformo con ser algo –le dijo Luke–. Oiga, ¿hay
algo que deba saber de este trabajo?
–No. Los precios están en ese cartel en la pared. Todo lo
que no está a la vista, lo encontrará en el frigorífico. Aquí
tiene sus cinco y gracias mil.
–Buena suerte –dijo Luke.
Se estrecharon las manos, y Rance se marchó cantando
alegremente:
–California, ya me voy..., de regreso a Hartville...
Luke pasó diez minutos familiarizándose con el conte‐
nido del frigorífico y los precios del cartel. Huevos fritos
con jamón parecía ser lo más complicado que podría verse
obligado a preparar. Y ya lo había hecho muchas veces en
casa. Cualquier escritor soltero al que no le guste interrum‐
pir el trabajo para marcharse al restaurante, no tarda en
convertirse en un pasable cocinero de platos rápidos.
Sí, el trabajo parecía sencillo, y Luke deseó que el dueño
cambiara de idea sobre la cuestión de cerrar el negocio.
Con diez dólares al día, y las comidas gratis, podría arre‐
glarse algún tiempo. Y una vez libre de preocupaciones,
quizá podría volver a escribir por las noches.
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