Page 86 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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sólo se había enriquecido en cinco dólares, sino que no ten‐


          dría que gastar dinero en comida ni aquella noche ni al día


          siguiente.


            ¿Por qué no arriesgar cinco dólares y ver si podía conver‐



          tirlos en algo como ingreso regular? Aunque no acabase el


          curso ni ganase dinero con aquello, por lo menos tendría


          información por valor de cinco dólares sobre la forma de


          controlar su propia irritación hacia los marcianos. Quizás


          hasta el punto de que le fuera posible volver a escribir.


            Antes de que pudiera arrepentirse y cambiar de idea, se


          dirigió al teléfono y marcó el número indicado en el pros‐


          pecto.


            Una voz masculina, serena y profunda, se dio a conocer



          como perteneciente a Ralph Forbes.


            Luke dio su propio nombre.


            –He leído su prospecto, doctor Forbes, y me siento intere‐


          sado. ¿Cuándo celebra su próxima clase? ¿Y puede decirme


          si está completa?


            –Aún  no  he  dado  ninguna  clase,  señor  Deveraux.  Em‐


          piezo mi primer grupo esta tarde a las siete, dentro de una



          hora. Y otro grupo mañana a las dos de la tarde. Ninguno


          de los dos está completo todavía; aún tengo cinco plazas


          disponibles en cada uno de ellos, de modo que puede es‐


          coger el que más le convenga.


            –En tal caso, cuanto antes mejor. Anóteme para esta tarde


          por favor. ¿Celebra esas clases en su domicilio?












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