Page 80 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
P. 80
Hartville, Missouri. Entonces yo no me sentía contento allí,
pero con todo lo que ocurre ahora, y sin trabajo hasta Dios
sabe cuando, creo que me gustaría regresar a casa.
Sus ojos brillaban de excitación –o de nostalgia–, y con
cada frase su acento se deslizaba más hacia el sencillo len‐
guaje del campesino.
–Buena idea –asintió Luke–. Al menos podrá comer. Y ha‐
brá menos marcianos en una granja que en la ciudad.
–Usted lo ha dicho. Me decidí a regresar tan pronto como
el dueño dijo que iba a cerrar el negocio. Cuanto antes me‐
jor. Toda esta mañana he estado ardiendo en deseos de
marcharme, y cuando usted dijo que quería un empleo, eso
me dio una idea. Le prometí al dueño que estaría aquí hasta
las cinco, que es la hora en que él vendrá, y creo que soy
demasiado honrado para cerrar y dejarle abandonado. Su‐
pongo que no importará que le deje a usted en mi lugar,
¿no?
–No creo –dijo Luke–. ¿Pero piensa que él me pagará?
–Yo lo haré. Cobro diez dólares al día, además de las co‐
midas, y he cobrado hasta el día de ayer. Hoy me tocan diez
machacantes. Los sacaré de la caja y dejaré una nota; le daré
cinco y me quedaré cinco.
–Eso es razonable –dijo Luke–. Trato hecho.
Se puso en pie, se quitó la chaqueta y la colgó en uno de
los ganchos de la pared. Luego se puso el delantal, atán‐
dose los cordones a la espalda.
Rance ya se había puesto la americana y estaba sacando
los billetes de cinco dólares de la caja registradora.
80

