Page 1008 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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La corriente era más fuerte que la del Alquitrán, y

            también  más  fría.  Se  sintió  estimulada,  durante  un

            breve  instante,  hasta  que  entró  en  una  zona  de


            polución.

                Eran los efluvios procedentes de la Ciénaga Brock, lo

            sabía, y nadó rápidamente para escapar de la suciedad.


            Su familiar ondina temblaba contra su piel cuando se

            acercaban a determinadas masas de agua, y tuvo que


            alejarse describiendo un arco y escoger otra ruta para

            atravesar la zona del asqueroso río que pasaba a través

            del barrio de los brujos. Respiraba el asqueroso líquido


            con  tragos  poco  profundos,  como  si  de  esa  manera

            pudiese evitar la contaminación.


                Al  cabo  de  un  rato,  el  agua  pareció  volverse  más

            limpia. Un kilómetro más o menos río arriba desde la

            convergencia de ambos cursos, el Cancro se volvió de


            pronto más claro y puro.

                Pengefinchess  sintió  algo  semejante  a  un  regocijo

            tranquilo.


                Empezó  a  notar  el  paso  junto  a  ella  de  otros

            vodyanoi.  Nadaba  despacio,  sentía  aquí  y  allá  el

            elegante  flujo  de  túneles  que  conducía  a  la  casa  de


            algún vodyanoi adinerado. Estas no eran las absurdas

            chabolas  del  Alquitrán,  de  Vado  de  Manes  y  Gran


            Aduja: allí, edificios pegajosos y cubiertos de brea, de

            diseño            palpablemente                   humano,              habían            sido




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