Page 1013 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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en el montaje del sonido de la ciudad.

                Los  hombres  desaparecieron  al  otro  lado  de  una

            esquina de la plaza y se encaminaron hacia el oeste.


            Arrastraban el pesado fardo de cable aislante con ellos.

            Los otros dos hombres se quedaron en el mismo lugar,

            esperando junto al extremo del cable, cuyas entrañas


            de cobre y aleación sobresalían como pétalos metálicos.

                La primera pareja transportó el cable a lo largo del


            sinuoso muro que se internaba en Hogar de Esputo,

            alrededor de las entradas traseras de los restaurantes y

            las entradas de servicio de las boutiques y los talleres


            de los carpinteros, hacia la zona de los burdeles y hacia

            el Cuervo, el bullicioso núcleo de Nueva Crobuzon.


                Movían el cable arriba y abajo por toda la longitud

            de        ladrillo          u       hormigón,               alrededor             de        las

            imperfecciones de la estructura del muro, uniéndolo a


            la maraña de otras conducciones, canalones y cañerías,

            tuberías del gas, conductores taumatúrgicos y canales

            oxidados, circuitos de oscuro y olvidado propósito. El


            monótono  cable  era  invisible.  Era  una  fibra  nerviosa

            que atravesaba los ganglios de la ciudad, una cuerda

            gruesa entre otras muchas.


                Al cabo de un rato, no les quedó más remedio que

            cruzar  la  calle  cuando  esta  se  alejó,  curvándose


            lentamente en dirección este. Bajaron el cable hasta el

            suelo  y  lo  aproximaron  a  un  surco  que  unía  ambos




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