Page 1010 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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dando vueltas de gozo, libre, una extensión de agua

            cuasi viva en medio de la corriente del río.

                Pengefinchess  la  sintió  nadando  delante  de  sí  y  la


            siguió con ánimo juguetón, extendió la mano hacia ella

            y cerró los dedos alrededor de su sustancia. La criatura

            se revolvió con alegría.


                Iré hacia la costa, decidió, rodearé las montañas. A través

            de las Colinas Brezhek, quizá, y los alrededores de los Montes


            del Ojo del Gusano. Me dirigiré al Mar de la Garra Fría.

                Con aquella súbita decisión, Derkhan y los demás se

            transformaron  instantáneamente  en  su  mente  y  se


            convirtieron en algo pasado y acabado, algo sobre lo

            que algún día podría contar historias.


                Abrió su enorme boca, dejó que el Cancro fluyera a

            su través. Pengefinchess continuó nadando, a través de

            los suburbios, alejándose de la ciudad.






































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