Page 1015 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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con  las  señales  de  años  de  esmog  y  lluvia.  Había

            ventanas a intervalos irregulares, como si las hubieran

            soltado desde el punto más alto del edificio y hubieran


            caído al azar entre el tejado y el suelo.

                Podían                escucharse                   gritos,              juramentos,

            conversaciones  con  risotadas  y  el  ruido  de  los


            utensilios  de  cocina.  Un  hermoso  niño  de  sexo

            indefinido los observaba desde una ventana del tercer


            piso. Los dos hombres se miraron nerviosos durante un

            momento y examinaron el resto de las ventanas. El del

            niño era el único rostro visible: por lo demás, nadie los


            observaba.

                Dejaron caer el rollo de cable y uno de ellos miró al


            niño a los ojos, le hizo un guiño travieso y sonrió. El

            otro se apoyó sobre una rodilla y miró tras los barrotes

            del  pozo  de  visita  circular  que  había  en  el  suelo  del


            patio.

                Desde  la  oscuridad  que  reinaba  abajo,  una  voz  lo

            saludó con sequedad. Una mano mugrienta se levantó


            hacia el sello de metal.

                El primer hombre le dio un apretón a su compañero

            en la pierna y siseó:


                —Están aquí... ¡Este es el lugar correcto! —y luego

            cogió el cable por el extremo y trató de meterlo entre


            los  barrotes  de  la  entrada  a  la  alcantarilla.  Era

            demasiado grueso. Profirió una imprecación y registró




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