Page 252 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—  ¿Tú  qué  crees?  —respondió  el  primero—.  ¡Nos

            vemos arriba!

                Los  tres  pares  de  alas  batieron  en  concierto  y  los


            garuda  desaparecieron  en  los  cielos.  Isaac  gritó  tras

            ellos.

                —  ¡Esperad!  —Era  demasiado  tarde.  Buscó  a  su


            guía—. Supongo que el ascensor no funcionará, ¿no?

                —Ni  lo  pusieron,  señor  —sonrió  malicioso  el


            hombre—. Póngase ya en marcha.



                —Por el dulce trasero de Jabber, Lin... sigue sin mí.


            Estoy muerto. Me voy a tumbar aquí y me voy a morir.

                Isaac se tendió en el entresuelo entre las plantas seis


            y  siete,  boqueando,  gimiendo  y  escupiendo.  Lin  se

            acercó a él exasperada, con las manos en las caderas.

                Levántate, gordo hijo de puta, señaló. Sí, cansado. Y yo,


            Piensa en el oro. Piensa en la ciencia.

                Gimiendo como si lo torturaran, Isaac se puso en pie

            vacilante.  Lin  lo  acercó  al  borde  de  las  escaleras  de


            hormigón. Isaac tragó saliva, se apoyó en la pared y

            prosiguió el ascenso.

                La escalera era gris y carecía de iluminación, salvo


            por la luz que se filtraba por las esquinas o las grietas.

            Solo  ahora,  cuando  llegaron  a  la  séptima  planta,  los


            escalones comenzaron a mostrar signos de haber sido

            usados  alguna  vez.  Los  restos  empezaban  a




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