Page 393 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 393
había movido de modo que no diera a las ventanas, lo
que significaba que el interior estaba oscurecido y no
se veía bien. Entrecerró los ojos para distinguir mejor.
La enorme criatura se había arrastrado hacia la
esquina más lejana de la jaula, y de algún modo había
conseguido escalar por la madera áspera. Allí, con
alguna clase de adhesivo orgánico exudado por el ano,
se había suspendido de la parte alta de la caja. Estaba
allí colgado, como un pesado péndulo, balanceándose
y palpitando ligeramente, como una media llena de
barro.
Isaac siseó, con la lengua entre los dientes.
La bestia había tensado sus patas gruesas,
doblándolas todo lo posible hacia su vientre. Mientras
los dos observaban, se curvó alrededor del centro y
pareció besar su propia cola, relajándose lentamente
hasta que colgó de nuevo como un peso muerto.
Repitió el proceso. Isaac señaló hacia la penumbra.
—Mira —dijo—. Está embadurnándose con algo.
Allá donde la boca del ciempiés tocaba la carne,
dejaba brillantes filamentos de imposible finura que se
estiraban tensos al apartar la boca y se adherían a la
zona del cuerpo que tocaban. El vello de la zona trasera
de la criatura se había pegado contra el cuerpo y
parecía humedecido. El enorme gusano se cubría
lentamente con una seda traslúcida, desde abajo hasta
393

