Page 395 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—Me  voy,  Grimnebulin  —dijo.  Isaac  levantó  la

            mirada desde delante de la jaula.

                — ¡Muy bien! Adiós, pues, Yag. Me voy a poner con


            el...  eh...  con  la  máquina.  Ya  sé  que  no  tengo  que

            preguntarte  cuándo  te  veré,  ¿no?  Te  dejarás  caer

            cuando sea conveniente —negó con la cabeza.


                Yagharek ya había bajado las escaleras. Se giró una

            vez, brevemente, y saludó a Isaac antes de irse.


                Isaac  le  devolvió  el  gesto.  Estaba  perdido  en  sus

            pensamientos,  y  su  mano  siguió  levantada  varios

            segundos  después  de  que  el  garuda  se  hubiera


            marchado. Al final la cerró con una suave palmada y se

            volvió hacia la jaula del ciempiés.


                El  capullo  de  hebras  húmedas  se  secaba  a  toda

            velocidad. La cola ya estaba rígida e inmóvil, lo que

            constreñía las ondulaciones del gusano, obligándole a


            realizar acrobacias cada vez más claustrofóbicas en su

            intento  por  cubrirse.  Isaac  acercó  una  silla  para

            observar los esfuerzos, tomando notas.


                Una  parte  de  él  le  decía  que  estaba  siendo

            intelectualmente  disoluto,  que  debía  dejarlo  y

            concentrarse  en  el  asunto  importante.  Pero  era  una


            parte  pequeña,  y  sus  susurros  no  tenían  confianza.

            Eran  casi  burocráticos.  Después  de  todo,  nada  iba  a


            impedirle  aprovechar  la  oportunidad  de  contemplar

            aquel extraordinario fenómeno. Se sentó cómodamente




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