Page 398 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Se produjo un siseo y un leve quejido cuando el
vapor comenzó a llenar las tuberías, dando vida poco a
poco al motor analítico del constructo. La limpiadora
se sacudió espasmódica y quedó apoyada contra la
pared.
— Se calentará enseguida —dijo David con
satisfacción, metiendo las manos en los bolsillos—. ¿En
qué andas metido, Isaac?
—Sube aquí —respondió el otro—. Quiero enseñarte
algo.
Cuando David vio el capullo suspendido, rió
brevemente y se llevó las manos a las caderas.
— ¡Jabber! ¡Es enorme! Cuando rompa el cascarón,
yo me largo a buscar refugio.
— Sí, bueno, en parte por eso te lo enseño, para que
tengas los ojos abiertos para la apertura. Tienes que
ayudarme a clavarlo con alfileres a una caja. —Los dos
sonrieron.
Desde abajo llegó una serie de petardazos, como el
del agua abriéndose paso por una conducción atorada.
Se produjo un leve siseo de pistones. Isaac y David se
miraron un momento, perplejos.
—Parece que la limpiadora se lo está tomando en
serio —dijo David.
En los cortos y delgados derroteros de cobre y bronce
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