Page 467 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—Embajador —respondió educado Rudgutter—. Su

            memoria ha sufrido un desliz. Tengo un crédito de dos

            preguntas.


                El embajador lo contempló unos instantes antes de

            responder riendo.

                —Así  es,  alcalde  Rudgutter.  Mis  más  sinceras


            disculpas. Proceda.

                — ¿Se aplica en este momento alguna regla inusual,


            embajador? —puntualizó Rudgutter. El demonio negó

            con  la  cabeza  (una  gran  lengua  de  hiena  se  relamió

            rápidamente de un lado a otro) y sonrió.


                —Estamos en Melero, alcalde Rudgutter—se limitó a

            explicar—. Las reglas habituales de Melero, pues. Siete


            palabras, invertidas.

                Rudgutter asintió y se enderezó, concentrándose con

            cuidado. No puedo equivocarme con las malditas palabras.


            Maldito  juego  infantil  de  mierda,  pensó  rápidamente.

            Después  habló  con  tono  neutro  y  firme,  mirando

            calmado a los ojos del embajador.


                — ¿Fugitivo del identidad la a respecto acertamos?

                — Sí —replicó al instante el demonio.

                Rudgutter  se  volvió  un  momento,  mirando


            preocupado  a  Stem‐Fulcher  y  a  Rescue.  Ambos

            asentían con expresión sombría y firme.


                El  alcalde  volvió  a  encararse  con  el  embajador

            demoníaco.  Los  dos  se  miraron  unos  momentos  sin




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